Jesús Faría

Articulos

  • FMI Vs. Venezuela

    Recientemente, el principal capitalista del país, Lorenzo Mendoza, promotor y financista de las aventuras golpistas de la oposición, sostenía un tenebroso intercambio de ideas con Ricardo Haussman, cerebro económico de la MUD y exministro estrella de CAP en 1989, donde se plantea abierta y descaradamente recurrir al FMI para “resolver” los problemas del país a cambio de un financiamiento externo por US$ 40 a 50 millardos.

    Aseguran que sus opiniones obedecieron a la preocupación por el país. Sin embargo, no esa preocupación la que escandaliza al pueblo venezolano, sino el propósito de volver a un pasado, donde el país cedió su soberanía sobre las políticas económicas y sociales, redujo sustancialmente su soberanía nacional, que fueron definidas desde el FMI a raíz del principio de condicionalidad: dinero a cambio del cumplimiento de objetivos concretos en la ejecución de un programa draconiano por sus consecuencias económicas sociales y políticas.

    Entre las metas que impone el FMI se encuentran la privatización de empresas y el despido masivo de trabajadores, liberación de precios al servicio de la especulación, apertura económica para el saqueo por parte del capital extranjero, recorte masivo de las inversiones sociales para pagar la deuda contraída con el FMI, establecimiento de un modelo económico basado en el libre mercado, que es el dictado de los monopolios, congelamiento de salarios, precarización del empleo…

    Esto ratifica nuestra denuncia, que la oposición en nuestro país tiene en sus planes la aplicación de las criminales políticas neoliberales del FMI, que se traduciría en una guerra social de incalculables proporciones. La única opción para el futuro del país en paz es el chavismo

  • No son muy Santos.

    Las medidas tomadas por el Presidente Nicolás Maduro en torno a la frontera con Colombia, ha llevado al Presidente Santos y a sus principales voceros a tomar posiciones basadas en mentiras y mucho cinismo.

    En primer lugar, destaca el tema de los DDHH, tan sensible en la opinión pública y tan manoseado por los enemigos de nuestra revolución. Acusar a nuestro país de violar los DDHH y, más aún, alegar el delirante exabrupto de una crisis humanitaria, persigue el doble propósito de victimizarse en un escenario, donde la verdadera víctima es nuestro país, así como alimentar un expediente de mentiras, que vaya aplanando el terreno para una futura intervención imperialista.

    Se trata de un cinismo realmente asqueroso para encubrir a todo tipo de narcotraficantes y asesinos.

    Por otra parte, Santos y los voceros neogranadinos reconocen la existencia de un sistema delictivo de contrabando, pero, como por arte del realismo mágico, lejos de combatirlo o condenarlo, lo justifican y estimulan. Los inefables vecinos afirman que el contrabando responde a las políticas de subsidios de la revolución bolivariana, pero en realidad protegen a las mafias de contrabandistas y, además, fomentan sus negocios con una política cambiaria, que se ha convertido en la punta de lanza del ataque a nuestra moneda nacional.

    Con esas posturas le ocasionan un tremendo daño a los productores de su país. Sin embargo, eso no les importa, pues el propósito principal es desestabilizar nuestros sistemas económico y político.

    En resumen, se deslinda dos posiciones: quienes insistimos en construir una frontera de paz, cooperación y desarrollo y, por otra parte, los no muy santos, que encubren a paramilitares y contrabandistas, propulsan la guerra económica.