Jesús Faría

Articulos

  • Unidad.

    El chavismo ha logrado concretar una alianza perfecta para el proceso electoral del próximo 6/D. Ese ha sido un paso muy importante y complejo, cuyo significado y dificultad se desprende del hecho, de que nunca antes se había logrado la postulación de los mismos candidatos por parte de todos los partidos del chavismo.

    Sin embargo, no es esa la parte más relevante de la unidad. Lo más significativo consiste en la unidad de acción política y la de carácter programático. Sin esto, las planchas unitarias se limitarían a una formalidad, un hecho puramente administrativo.

    Sin perder su autonomía orgánica, debe existir un espacio común para la lucha política de todos los factores de la unidad, basado en objetivos comunes, en una línea acción coherente. Para que la sumatoria de los factores supere el ámbito meramente numérico y se transforme en una nueva calidad política, es obligatorio avanzar en la unidad de acción política.

    Esta acción debe fundamentarse en un programa político. La unidad programática le confiere a la actuación de las fuerzas revolucionarias un sustento de coherencia, de cohesión filosófica, la direccionalidad necesaria. Precisamente eso es lo que permite que actores de la unidad se conviertan en factores activos de un proyecto histórico.

    En contraposición al chavismo, la MUD, una fuerza que presume de unitaria, se desgaja en múltiples contradicciones, provocadas por una terrible crisis que es hija de las derrotas y ambiciones. Es una fuerza política paralizada, incapaz siquiera de llevar a cabo las tareas más
    elementales de una fuerza opositora.

    Sin lugar a dudas, la unidad es el capital fundamental del chavismo. Chávez nos señaló que las victorias populares se construyen sobre la base de la unidad

  • Exxon Mobil vs Venezuela

    La primera gran confrontación de los trabajadores venezolanos contra el imperialismo se produjo durante la histórica huelga petrolera de 1936. Además de reivindicaciones materiales, el proletariado petrolero se enfrentaba en contra de la voracidad imperial de las corporaciones petroleras, entre ellas la Standard Oil Company de Rockefeller, antecesora de la Exxon Mobil.

    Otro momento culminante lo constituye el 23 de enero de 1958 y la resistencia contra el puntofijismo. Se derrocó la dictadura perezjimenista, soportada por los intereses petroleros imperialistas.

    El régimen que sustituyó aquella dictadura inmunda, fue la continuación del saqueo transnacional de nuestro petróleo. Fueron precisamente esos intereses los que ahogaron en sangre y los peores sufrimientos al movimiento popular, especialmente en las décadas de los 60 y los 90.

    Otros capítulos cruciales tienen lugar durante el golpe petrolero contra el Cmte. Chávez, el sabotaje de nuestra industria petrolera y la salida de la Exxon Mobil de la Faja. Por cierto, después de ello solicitó de manera arrogante indemnización por US$ 12 millardos, saldándose esa cuenta al final con US$ 900 millones.

    En esta ocasión, la Exxon encuentra a un gobierno débil, como el de Guyana, y lo utiliza como títere de sus intereses. Es la vieja política de la guerra para debilitar a Estados nacionales, para justificar la intervención.

    Como recientemente en Irak y Libia, están detrás de nuestras reservas petroleras, las mayores del planeta, pero además sueñan con aplastar la Revolución Bolivariana, símbolo de los cambios anticapitalistas en el mundo, y resquebrajar la integración bolivariana, que frena los planes hegemónicos de los EE.UU en la región.

    Una vez más, el imperialismo y la Exxon Mobil se doblegarán frente a nuestra revolución.