Jesús Faría

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15.Dic.2015 / 03:58 pm / Haga un comentario

El pueblo “debe entender la gravedad del problema y de la crisis económica”, así como “la reducción significativa de los ingresos” de la nación, enfatiza el economista y dirigente socialista. El legislador plantea “asociaciones estratégicas, empresas mixtas con garantías plenas para los empresarios privados” y otras opciones “para que la economía privada pueda reactivarse”

Simplificación cambiaria, planificación de la asignación de divisas, disciplina fiscal y estímulos a la producción nacional -para los sectores públicos y privado- son las principales propuestas que formula el diputado Jesús Faría, economista e integrante de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional (AN), ante el escenario político y económico que se abrió tras las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre y por la caída del precio del petróleo.

Todos los ámbitos se deben abordar al mismo tiempo, destaca Faría, dirigente del Partido Socialista Unido de Venezuela, en entrevista con el Correo del Orinoco, ya que “dejar un flanco abierto impediría la recuperación económica”.

En la actualidad “nos han llamado a una amplia discusión, un amplio debate en el seno del chavismo y también abierta a la sociedad” y en ese escenario “estaremos planteando, de manera constructiva, estas posiciones mas sin asumirnos como los responsables de la verdad absoluta, sino aportando nuestros puntos de vista dentro de un amplio espectro de ideas y opiniones”.

La discusión comienza mañana formalmente, pero “es un largo proceso de debate y discusión que debe ser permanente, porque la economía se encuentra en permanente movimiento y cambio”, razona.

ANÁLISIS

Faría estima que se debe revisar la economía nacional y apunta que hay -a su juicio- problemas muy claros, como “estructuras de poder tan claras y dañinas como Dolar Today, que impacta y tiene un propósito claro de generar una crisis económica”. Esa vulnerabilidad obedece “a un modelo de economía que todavía predomina e impacta la sociedad, lo que tiene que ver con el carácter rentista de la economía, el parasitismo y la dependencia muy arraigada y que nos somete a nosotros a condiciones de vulnerabilidad muy significativas”.

Hay “otras manifestaciones de lo que se ha llamado la guerra económica, como la especulación galopante que se fundamenta en la voracidad de un empresariado que se enriquece y que aporta a la estrategia de debilitar el Gobierno Nacional”, diagnostica.

El parlamentario evalúa que hay “un afán desmedido, cuestionado desde todo de punto de vista en lo ético y en lo moral”, que se fundamenta “en la especulación cambiaria, en la especulación con los precios”.

Pero además no se debe obviar “la conflictividad, la búsqueda del poder por parte de actores políticos asociados con estos grupos económicos”. El Gobierno tiene la obligación de combatir todo esto, sentencia, ya que “nosotros esperamos que los enemigos de la revolución arremetan, y la obligación de la Revolución es revertir esos ataques”.

Se mantiene, sostiene el diputado, un contexto económico que favorece el desarrollo de tendencias “que impactan terriblemente en la economía y en la sociedad venezolana”.

Se debe examinar, con franqueza, “si estuvimos en capacidad de superar las causas y los efectos de la crisis económica, y es evidente que no lo hemos hecho”. La respuesta negativa, enfatiza, indica que “hay que aplicar correctivos profundos para combatir esas manifestaciones, para corregir causas de esos problemas y para enfrentar un año 2016 muy delicado por la tendencia al descenso que muestran los precios petroleros en los mercados internacionales”.

También se deben identificar los instrumentos de política económica que se emplean para combatir los impactos “de los ataques económicos a los que somos sometidos, y para superar el modelo económico que atenta con el futuro de la Revolución”.

Si hay un resultado electoral muy negativo como consecuencia de la situación económica “tenemos que evaluar la eficiencia de las políticas económicas” y “si las estrategias y políticas que hemos adoptado han sido las correctas”.

Es obvio, admite, “que las políticas económicas adoptadas no han sido las más adecuadas, y si eso es así, los revolucionarios nos sometemos a un proceso de evaluación crítico y autocrítica, del cual debe surgir una rectificación”.

Es urgente actuar, insiste. “El tema económico será fundamental y determinante en este año que comienza y al menos en los dos años sucesivos”.

SIMPLIFICACIÓN CAMBIARIA

Al hablar por las tres áreas que es insoslayable abordar, Faría subraya que un ámbito es el cambiario. “En un altísimo porcentaje la posibilidad de salir de esta situación económica difícil descansa en el ámbito cambiario. Es imposible el manejo de la economía con tres tasas de cambio oficiales, y una que se desprende de un mercado negro con repercusiones negativas para la sociedad”, critica.

Eso se debe llevar “a la simplificación de la estructura cambiaria”, expone, con la meta de “ir disminuyendo las tasas de cambio”. Si “tenemos la capacidad y la fortaleza económica podríamos llevarla en pocos meses a una sola tasa de cambio”, calcula.

La merma brutal de los ingresos petroleros obliga “a revisar el precio del dólar, y a llevarlo a niveles racionales”, resalta el economista. Añade que de la tasa de cambio “depende el estímulo a la producción nacional y la posibilidad de promover exportaciones, y eso implica correctivos en la variable cambiaria”.

Es perentorio “planificar la asignación de las divisas, para entregarlas a sectores productivos que las necesitan”, ya que “una economía muy dependiente de las importaciones debe tener una planificación”.

DISCIPLINA FISCAL

El otro ámbito que no puede ser dejado de lado es el fiscal. “Es obvio que cuando los ingresos del Estado disminuyen, y esto ha ocurrido de manera brutal en la economía nacional como resultado del desplome de los precios petroleros, se debe racionalizar el gasto público”.

Esa racionalización “implicaría elevar la eficiencia de todo tipo de gasto e inversiones que realiza el Estado y posponer gastos superfluos o gastos que no son de absoluta importancia en estos momentos”, asevera.

En otras palabras, “el pueblo debe acompañar al Gobierno en esta tarea de invertir de manera racional recursos mucho más escasos”. El pueblo “debe entender la gravedad del problema y de la crisis económica; debe entender que hay una reducción significativa de los ingresos y que la capacidad de atención del Estado no puede ser la misma, sin que esto signifique -como lo plantea el modelo económico de la derecha- que el ajuste o la corrección de los problemas se traduce en un colosal impacto social”.

-¿Qué implicaría?

-Desde nuestro enfoque teórico y filosófico implica que cualquier medida que tomemos debe estar destinada a proteger al pueblo. No habrá un proceso de empobrecimiento de la población, ni tampoco elevación de las desigualdades. Pero tenemos que recortar gastos superfluos que alimenten la burocracia o que vayan a financiar proyectos de gran envergadura que en estos momentos no podemos llevar a cabo; hay que reducir las corruptelas, mejorar la eficiencia de los recursos y garantizar que los recursos tengan el impacto que se busca. Hay que evitar desviaciones y derroches. En nuestro diagnóstico la transformación del Estado es crucial.

-¿Se debe revisar el presupuesto aprobado para 2016?

-Implicaría garantizar la aplicación eficiente de los recursos. El presupuesto está hecho con base en un precio relativamente bajo del petróleo. Si los precios del petróleo siguen disminuyendo habrá que aplicar algún tipo de ajuste, siempre con criterio social.

En materia de ingreso fiscal, ante esta circunstancia y las demandas de la sociedad, Faría piensa que no se podría descartar “la necesidad de aplicar un conjunto de medidas tributarias que obliguen al gran capital y a los grandes patrimonios a hacer un aporte superior al que hacen en este momento”. Esta es una demanda que, a su juicio, “se desprende de un rasgo estructural muy negativo de la economía: Venezuela es el país de América Latina en el que el capital tiene el menor aporte a las finanzas públicas”.

-¿Esto qué implicaría?

-Desde medidas puntuales de impuestos a grandes capitales y patrimonios, hasta una gran reforma tributaria que haya mucho más equitativa la distribución del ingreso en el país. Esto tendría que atender necesidades y condiciones especiales que tienen para su existencia y desarrollo las pequeñas y las medianas industrias, y la protección que siempre le hemos dado al pueblo. Lo que observamos es que hay una élite muy reducida, que incluye la banca y grandes corporaciones, cuyo tributo real al Fisco es realmente vergonzoso.

-¿Por qué vía se haría?

-El Gobierno tiene en sus manos la posibilidad de fijar políticas económicas, algunas de ellas traducidas en leyes. Seguramente se van a generar confrontaciones con la mayoría de derecha en la Asamblea Nacional. Es muy importante un movimiento popular fortalecido y movilizado.

ACUERDOS GOBIERNO-EMPRESARIOS

El tercer ámbito “tiene que ver con la producción”, ya que “debemos aplicar estrategias coherentes que involucren estímulos importantes a la producción nacional, tanto en el sector público como el privado”, puntualizó Faría. Es indispensable buscar “espacios de acuerdos entre el Gobierno y el sector privado”, lo que no se hizo antes “por la conflictividad política”.

Ahora llegó un momento “en el cual debe haber un diálogo y debate, y debe existir un entendimiento general en relación a la necesidad del desarrollo del país”. En función de eso se debe diseñar una política, plantea Faría, “para que este sector aporte al crecimiento de la economía”.

Recalca que hay muchos espacios en los cuales se puede trabajar, como “el diseño de planes de inversión en sectores determinados, con estímulos fiscales, por ejemplo”. Existe, certifica, “un espectro importante en el diseño de precios que garanticen cubrir costos y ganancias razonables”, así como en “la planificación de la asignación de divisas, la promoción de exportaciones con estímulos importantes, fiscales y cambiarios, que promuevan esa actividad”.

El legislador plantea “asociaciones estratégicas, empresas mixtas con garantías plenas para los empresarios privados” y otras opciones “para que la economía privada pueda reactivarse”. Esto incluiría “al capital extranjero, ya que se debe abrir el compás al capital extranjero con condiciones de respeto para nuestra soberanía”.

Hace una mención especial al sector agrícola: “Buena parte de los experimentos y las enormes inversiones no se tradujeron en los resultados esperados”.

-¿Qué pasó con esos experimentos?

-Hay importantes niveles de ineficiencia en el manejo de esos recursos, inversiones que no se garantizaban en el tiempo. Hay que revisar de manera detallada los mecanismos que intervinieron. En segundo lugar hay condiciones políticas e ideológicas; se quiso desarrollar un modelo de producción fundamentado en la asociación de los productores sin garantizar condiciones y criterios. No puede haber una producción comunal, cooperativista o socialista sin una conciencia por parte de los productores. Ahí falló la planificación de los recursos y también el plan político.

 

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