Articulos
En 1944 se funda Fedecamaras con la intención de organizar a la burguesía local como factor de poder en el marco del desarrollo capitalista dependiente y rentista del país. Desde ese momento se inicia una oscura historia de actuaciones de la cúpula empresarial, determinada por la obsesión de amasar gigantescas fortunas y expandir su poder.
Sus ganancias las obtuvieron a lo largo de estas siete décadas exprimiendo al pueblo venezolano. Ni siquiera cumplieron con las fases de inversión y competencia, que caracterizó al capital en otras latitudes.
Esa casta empresarial germinó en el pantano del parasitismo. Le interesó el fortalecimiento del Estado, mientras lo sometían al más inescrupuloso saqueo, succionando los abundantes ingresos provenientes de la renta petrolera. Cuando lo quebraron, se fueron por el camino del neoliberalismo con las más nefastas consecuencias para el país, al cual nunca estuvieron vinculados orgánicamente.
La condición dependiente de la burguesía nacional se explica, desde su génesis, por el tutelaje del capital extranjero, al que se subordinó de manera obediente. De allí su conducta invariablemente entreguista.
Después de 70 años, la conclusión más visible de la actuación depredadora de Fedecamaras es su fracaso al frente del país a lo largo del siglo XX. De una manera consecuente actuó en contra de los intereses del pueblo trabajador y fue en los años 90, conjuntamente con sus operadores políticos (el bipartidismo AD-Copei), uno de los principales responsables de la mayor crisis que conozca la República.
En el ocaso de su historia y, como era de esperarse, Fedecamaras se ha opuesto obstinada y criminalmente a la Revolución Bolivariana, que ha venido aboliendo sus odiosos privilegios