Jesús Faría

ANÁLISIS DE COYUNTURA

22.May.2014 / 12:20 pm / Haga un comentario

El Caracazo y la Revolución Bolivariana

Hace 25 años se llevó a cabo la peor matanza, a la que fuera sometida la población venezolana. El 27 y 28 de febrero se produjo una masiva rebelión popular en contra de las medidas neoliberales impuestas por el FMI y el gobierno Carlos Andrés Pérez

Venezuela vivía tiempos de convulsiones económicas y sociales, así como una acelerada  descomposición moral de las élites políticas.

La economía experimentaba el profundo agotamiento del modelo rentista y capitalista dependiente. El petróleo se hizo insuficiente para garantizar la voracidad de los grupos económicos extranjeros y locales, así como para las migajas que le dejaban al pueblo para aplacar la protesta social.

La crisis económica estalló y CAP, que venía de llevar una campaña electoral plagada de demagogia y mentiras y que lo condujo a la victoria con una clara mayoría, le entregó  la soberanía del país al FMI.

Para corregir los serios desequilibrios económicos, financieros, cambiarios, comerciales y fiscales, se aplicó el paquete de medidas económicas neoliberales.

Entre las medidas adoptadas destacan: recortes en el gasto público (educación, salud, subsidios…), privatización de empresas públicas, liberación de precios, aumento de tarifas de servicios, contención salarial, apertura y liberalización de la economía, retirada del Estado del ámbito económico, entre muchas otras.

Esto aceleró la especulación, encarecimiento, acaparamiento, empobrecimiento masivo de la población y, con ellos, la protesta del pueblo. Cansado de la explotación y saqueo al que fue sometido por siglos, el pueblo se lanzó a la calle. Una fuerza incontenible, pero sin organización, programa de lucha ni dirección política, desembocó en el saqueo generalizado.

Como respuesta, el gobierno activó la represión más sangrienta en nuestro país a lo largo del siglo XX. La democracia liberal burguesa, profundamente hipócrita, evidenció su rasgo esencialmente represivo: Permite libertades, mientras estas no atenten contra las injusticias y perversiones del régimen capitalista, pero apenas las protestas escalan, se despliega la más sanguinaria maquinaria represiva.

Las conclusiones históricas del caracazo fueron las siguientes:

1)      El pueblo se lanzó a la calle en varias partes del país, manteniéndose el epicentro de la protesta en Caracas, con lo que se produce la primera rebelión del pueblo latinoamericano en contra de las políticas del FMI.

2)      Esta rebelión evidenció el agotamiento extremo del modelo puntofijista y prepara la muerte de ese sistema, que se sellaría 10 años después con el triunfo del comandante Chávez.

3)      Las políticas neoliberales son inviables, ponen de manera implacable el costo de las crisis económicas en los hombros del pueblo trabajador, característica esencial del sistema capitalista, lo que genera impactos sociales insoportables.

4)      Se rebeló el pueblo en contra de las relaciones de dependencia y entrega de soberanía al imperialismo por parte de los gobiernos de turno.

5)      Los organismos armados del Estado fueron lanzados con saña y sometieron al pueblo a una sangrienta represión. Operaron como los instrumentos represores al servicio de los intereses del imperialismo.

6)      Sin organización ni dirección política, el pueblo no pudo desarrollar una lucha con objetivos de transformación social en función de sus intereses.

A 25 años del Caracazo, la revolución bolivariana se erige en la principal garantía de que esta tragedia no se va a repetir.

Nuestra orientación política, la plena identidad de gobierno y los intereses populares, el proyecto de constituir plenamente el poder popular son los fundamentos de políticas y una gestión pública antagónica a las concepciones neoliberales del FMI.

En el supuesto negado de la aplicación de políticas neoliberales en el presente, se  desataría una guerra civil como consecuencia de la pérdida de conquistas sociales históricas y de  la movilización de un pueblo crecientemente organizado y culto.

Las políticas sociales de la revolución, concebidas por el Comandante Chávez, son unas de nuestras principales fortalezas. Nuestras políticas económicas, incluyendo la política de soberanía petrolera, se convierten en un mecanismo para el desarrollo social de la patria.

Por otra parte, la unidad cívico-militar creada por el comandante Chávez revierte la constante histórica del pasado, que enfrentaba a la Fuerza Armada con el pueblo venezolano y sus intereses. Con la revolución, la FANB se convierte en un componente orgánico del pueblo y de la revolución. Participa en los grandes programas transformadores de la sociedad y defiende la soberanía nacional.

 

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