Jesús Faría

ANÁLISIS DE COYUNTURA

22.May.2014 / 12:00 pm / Haga un comentario

Libertad para los 5 héroes cubanos

Hace 15 años (12 de septiembre 1998) ocurrió la detención ilegal de 5 ciudadanos cubanos: Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René, como resultado de una aberrante decisión judicial por parte dela justicia estadounidense, y hoy continúa la batalla por la liberación de los héroes cubanos prisioneros del imperialismo yanqui.

El proceso llevado a cabo contra los 5 en Miami constituyó desde su inicio una emboscada judicial, un atropello flagrante a la legalidad. La lista de las violaciones es larga y forma parte de la apelación interpuesta.

Los 5 héroes cubanos fueron castigados por haber luchado contra el terrorismo sin emplear métodos violentos, lo cual exige un valor excepcional. Se infiltraron en los círculos terroristas de exiliados cubanos que hacen vida en Miami para alertar a Cuba sobre ataques que se preparaban con la complacencia insólita del gobierno estadounidense. Ese es el “delito” que cometieron.

Durante el juicio, el Gobierno de los EEUU no ha podido presentar ni una sola prueba de espionaje ni mucho menos de terrorismo, pero los acusó de haber podido llevar a cabo en cualquier momento un acto de esa naturaleza, lo cual constituye una verdadera aberración que se corresponde con las estrambóticas penas establecidas: cuatro cadenas perpetuas más varias décadas de cárcel, en total.

Los Antiterroristas son víctimas del odio y la venganza del gobierno de los EEUU en contra del pueblo y gobierno revolucionario de Cuba, el cual despliega con absoluto cinismo.

Este gobierno imperial carece de cualquier moral para acusar de terroristas a hombres que arriesgan su vida por la seguridad y libertad de su patria. Son precisamente las fuerzas imperialistas, las que llevan a cabo de manera cotidiana actos de terror en contra de los pueblos del mundo, pisotean los DDHH con afanes de conquista neocolonial, de manera descarada le dan asilo y resguardo a terroristas confesos como Posada Carriles, hacen guerras en el planeta para imponer su dictado, sembrando la muerte y la miseria.

Ahora más que nunca se imponen la necesidad de redoblar el frente de solidaridad con nuestros hermanos cubanos. Los 4 que aún quedan en presión tienen que ser liberados y eso solo ocurrirá con la fuerza de la solidaridad. Esto es especialmente válido en el caso de Gerardo, cuya última sentencia es de cadena perpetua. Una tarea especial recae en la ofensiva comunicacional que derrote el silencio cómplice impuesto por los monopolios de la comunicación en relación a este caso, con la finalidad de condenarlos en el olvido.

Lucha en contra del Fascismo

En días pasados se llevó a cabo jornadas una multitudinaria manifestación del pueblo venezolano en contra del fascismo, así como un evento de debate sobre las causas, las fuerzas que apuntalan al fascismo y las consecuencias de este, con participación de importantes ponentes internacionales. Esto tuvo lugar a propósito del 40 aniversario del derrocamiento del presidente mártir, Salvador Allende, y los ataques de carácter fascistoide que sufre la revolución bolivariana de manos de la derecha nacional e internacional.

Por tal motivo, vamos a reproducir extractos de un interesantísimo artículo publicado por el Prof. Luis Brito García, donde se establecen con extraordinaria claridad los rasgos característicos del fascismo:

El fascismo es la complicidad absoluta entre el gran capital y el Estado. Donde los intereses del gran capital pasan a ser los de la política, anda cerca el fascismo. No es casual que surja  como respuesta a la Revolución comunista de la Unión Soviética.

El fascismo niega la lucha de clases, pero es el brazo armado del capital en ella. Aterroriza a la baja clase media y la marginalidad  con el pavor a la crisis económica,  a la izquierda  y la  proletarización y  las enrola como paramilitares para reducir por la fuerza bruta a socialistas, sindicalistas, obreros y movimientos sociales.  Mussolini fue subvencionado por la fábrica de armas Ansaldo y el Servicio Secreto inglés; Hitler financiado por las industrias armamentistas del Ruhr; Franco, apoyado por terratenientes e industriales, Pinochet por Estados Unidos y la oligarquía chilena.

La crisis económica, hija del capitalismo, es a su vez la madre del fascismo. A pesar de estar en el bando vencedor en la Primera Guerra Mundial, Italia sale de ella tan destruida que la clase media se arruina y participa masivamente en la Marcha sobre Roma de Mussolini. En la elección de mayo de 1924, Hitler obtuvo sólo el 6,5% de los votos. En las de diciembre de ese año, sólo el 3,0%. Pero en las de 1928, cuando revienta la gran crisis capitalista, obtiene 2,6%, en 1930 gana 18,3%, y en 1932, 37,2%, con lo cual accede al poder y lo utiliza para anular a los restantes partidos. Pero el fascismo no remedia la crisis: la empeora. Durante Mussolini el costo de la vida se triplicó sin ninguna compensación salarial ni social. Hitler empleó a los parados en fabricar armamentos que condujeron a la Segunda Guerra Mundial, la cual devastó Europa y causó sesenta millones de muertos. Franco inicia una Guerra Civil que cuesta más de un millón de muertos y varias décadas de ruina; los fascistas argentinos eliminan unos treinta mil compatriotas, Pinochet asesina unos tres mil chilenos. Tan malo es el remedio como la enfermedad.

El fascismo convoca a las masas, pero  es elitista. Corteja y sirve a las aristocracias, sus dirigencias vienen de las clases altas e instauran sistemas jerárquicos y autoritarios. Charles Maier, historiador, recalca que hacia 1927,  el 75% de los miembros del partido fascista italiano venía de la clase media y media baja; sólo 15% era obrero, y un 10% procedía de las élites, los cuales sin embargo ocupaban las altas posiciones y eran quienes en definitiva  fijaban  sus objetivos y políticas.  Hitler establece el “Fuhrer-Prinzip”: cada funcionario usa a sus subordinados como le parece para alcanzar la meta, y responde sólo ante el superior. El Caudillo falangista responde sólo ante Dios y la Historia, vale decir, ante nadie.

El fascismo es racista. Hitler postuló la superioridad de la “raza” aria, Mussolini arrasó con libios y abisinios, y planeó el sacrificio de medio millón de eslavos “bárbaros e inferiores” a favor de 50.000 italianos superiores. El fascismo sacrifica a sus fines a los pueblos o culturas que desprecia. Los falangistas tomaron España con tropas moras de Melilla. Albert Speer, el ministro de Industrias de Hitler, alargó la Segunda Guerra Mundial de dos a tres años más con la producción armamentista activada por tres millones de esclavos de razas “inferiores”.

Fascismo y capitalismo tienen rostros  aborrecibles que necesitan máscaras. Los fascistas copian consignas y programas revolucionarios. Mussolini se decía socialista, el nazismo usurpó el nombre de socialismo y se proclamaba partido obrero; en su programa sostenía que no se debía tolerar otra renta que la del trabajo.  Por su falta de creatividad, roban  los símbolos de movimientos de signo opuesto. Los estandartes rojos comunistas y la cruz gamada, símbolo solar que en Oriente representa la vida y la buena fortuna, fueron confiscados por los nazis para su culto  de la muerte.

El fascismo es beato. Los curas apoyaron a los falangistas que salían a matar prójimos y fusilar poetas. El Papa bendijo las tropas que Mussolini mandó a la guerra; nunca denunció las tropelías de Hitler.  Franco y Pinochet fueron idolatrados por la Iglesia.

El fascismo es anti intelectual. Todas las vanguardias del siglo pasado fueron progresistas: la relatividad, el expresionismo, el  dadaísmo, el surrealismo, el constructivismo, el cubismo, el existencialismo, la nueva figuración. A todas, salvo al futurismo,  las trató como “Arte Degenerado”. El fascismo no inventa,  recicla. Sólo cree en el ayer, un ayer imaginario que nunca existió. El fascismo asesinó a Matteotti, encarceló a Gramsci,  fusiló a García Lorca e hizo morir en la cárcel a José Hernández. Pinochet asesinó a Víctor Jara. Cuando oigo hablar de cultura, saco mi pistola, decía Goering.  Cuando oigamos hablar de fascismo, saquemos nuestra cultura”.

Guerra económica contra la revolución bolivariana

La revolución está sometida a una intensa guerra económica. En el análisis de coyuntura número 3 decíamos lo siguiente:

Después de verse derrotados en el intento insurreccional, iniciado luego del resultado electoral el 14 de abril y dirigido desde el gobierno de los Estados Unidos, la guerra económica asumió un papel muy especial en la estrategia de la contrarrevolución. A la luz de una correlación de fuerzas que no le favorecía en lo inmediato, se comenzó a apostar al desgaste en el mediano plazo.

La relación es muy clara: Escasez y carestía generan un malestar social tremendo que, a su vez, se traduce en graves costos políticos para el Gobierno Bolivariano.

Ante esta situación, la tarea consiste en elevar la productividad y la eficiencia, estimular la creación de miles empresas, garantizar los canales de comercialización de los bienes de primera necesidad, impulsar el protagonismo del pueblo trabajador en unidades de producción socialista y también en la contraloría y supervisión de la actividad económica, establecer mesas de dialogo con sectores empresariales dispuestos a trabajar de manera honesta con el gobierno…

Esas son tareas fundamentales del momento, en las que el Presidente Maduro ha puesto su mayor empeño y el pueblo trabajador lo está acompañando con determinación.”

En líneas generales, se mantiene ese panorama, sólo que la guerra ha venido escalando en los dos últimos meses y seguirá exacerbándose, en la medida en que se acerque el proceso electoral del 8 de diciembre. La oposición no ha disimulado en su intento de destruir a la revolución por cualquier medio y nada más eficaz para ello, que el proceso de desgaste que provoca una guerra económica.

Ya no se trata solo del acaparamiento y la especulación, a eso se le agrega el sabotaje eléctrico y el petrolero, especialmente importante después de las evidencias dadas a conocer a la opinión pública por pate del gobierno revolucionario en el caso del incendio en la refinería de Amuay hace un año, en las vísperas de las elecciones que ganara el Comandante Chávez el año 2012.

En ese sentido, el presidente Maduro ha creado un Órgano Superior de Economía, a los fines de que instrumente las políticas necesarias para garantizar la oferta y distribución de bienes esenciales en la población, lo cual debe ocurrir en las cantidades y momentos necesarios, así como a precios razonables.

Se convocó a un conjunto de entes gubernamentales y movimientos sociales para llevar a cabo esa tarea. Nosotros, además, desde acá ratificamos la necesidad de incorporar formalmente (de hecho ya están insertos en la lucha en contar de la guerra económica) a dos importantísimos bastiones de la revolución: el PSUV y la clase obrera.

Los recuerdos son recientes aún, cuando la burguesía nacional e internacional atacó con furia al gobierno del comandante Chávez en el 2002, lo cual pudo ser detenido con una enorme movilización popular. En esta ocasión también derrotaremos a las fuerzas golpistas a través de una masiva movilización del pueblo, incluyendo al pueblo armada en la defensa de las conquistas de la revolución. Las enseñanzas de la revolución chilena hace 40 años, ahogada en sangre y sepultada por una sangrienta dictadura militar, también están vivas en nuestras mentes.

Sabemos que el enemigo no es débil. Ayer en Chile y en Venezuela 2002 (por solo mencionar dos ejemplos), como hoy en nuestra patria, es el imperialismo yanqui el que dirige esta guerra contra el pueblo venezolano.

 

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