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Después de tres meses del gobierno del Presidente Maduro, cuya victoria tiene el gran mérito histórico de darle continuidad a la revolución iniciada por el Comandante Chávez bajo complejísimas condiciones, que incluye en posiciones destacadas el hostigamiento sistemático de nuestra revolución por parte del gobierno de los EEUU y las fuerzas más recalcitrantes de la derecha latinoamericana, podemos establecer un balance inicial de su gestión.
En primer lugar, la revolución bajo el liderazgo del Presidente Maduro logró detener en seco el plan insurreccional de carácter fascistoide, que se puso en marcha el mismo 14 de abril con una espiral de violencia callejera. El pueblo organizado, con su partido de vanguardia, la alianza chavista y el gobierno revolucionario conformaron un bloque inexpugnable ante la agresión contrarrevolucionaria.
En segundo lugar, el camarada Maduro desplegó al frente del gobierno una intensa agenda internacional, que logró no solo su reconocimiento a nivel continental y mundial, sino también la movilización de los pueblos del mundo en contra de los intentos de desconocimiento de la victoria popular por parte de la derecha local, aupada por el imperialismo estadounidense. Ahora se encuentra a la cabeza del MERCOSUR
En tercer lugar, la especulación cambiaria y el acaparamiento dispararon la inflación a niveles preocupantes. En estos momentos se ha podido detener el avance de la guerra económica y el tema económico asume el espacio más importante de la agenda gubernamental. Elevar la producción, frenar la inflación, quebrar el acaparamiento, esas son tareas esenciales. De ellas dependerán la estabilidad política y social de la nación y, por lo tanto, la fortaleza del gobierno revolucionario.