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El triunfo del comandante Chávez y de la Revolución Bolivariana hace 14 años constituyó la respuesta histórica al Puntofijismo moribundo.
El bipartidismo agotado como trampa para evadir los cambios, la renta insuficiente para una burguesía financiera voraz, la pobreza galopante como fuente de conflictos inagotables, la desmoralización de las élites políticas y económicas, configuró un escenario de ineludibles transformaciones.
Con sus extraordinarias cualidades políticas y humanas, el comandante Chávez irrumpía con irresistible fuerza popular y en torno a él se cohesionaban fuerzas de izquierda y progresistas que superaban décadas de división.
El programa bolivariano comprendía una Constituyente para refundar la República, soberanía nacional, democracia participativa y lucha contra la pobreza.
Catorce años de revolución arrojan un balance altamente positivo. Dos elementos reflejan el enorme avance. Por una parte, nos zafamos de ataduras imperiales y comenzamos a disponer soberanamente de nuestra riqueza petrolera. Este fue punto de partida para el desarrollo nacional y la integración regional.
Por otra parte, la Revolución dignificó al ser humano. Además de ubicar el bienestar de pueblo en el centro de las decisiones del Estado revolucionario, elevó el rol de las masas populares en la conducción de la sociedad.
El liderazgo del comandante Chávez en la Revolución Bolivariana ha sido crucial. Sin su inmensa capacidad política y de trabajo, su compromiso inquebrantable con su pueblo y su ejemplo de elevadísima moral, no hubiéramos derrotado al imperialismo, no estaríamos transitando al socialismo.
¡Viviremos y venceremos!