Jesús Faría

Articulos

  • Comercio y desarrollo.

    Recientemente se celebró una conferencia interparlamentaria  para analizar los efectos del comercio internacional sobre el crecimiento, empleo y la pobreza. Se trata de temas de gran actualidad, en virtud de que tanto el libre comercio como la Organización Mundial de Comercio han sido muy cuestionados recientemente.

    La visión dominante plantea que el comercio internacional genera empleos, expansión económica y reduce la pobreza, fundamentalmente bajo el efecto favorable de las inversiones extranjeras. Pero la panorámicamundial refuta crudamente ese planteamiento.

    Los últimos 50 años de comercio internacional evidencian que sus beneficios se quedan en las grandes potencias, lo cual se ha acentuado en las últimas tres décadas. De hecho, la brecha de desarrollo y riqueza entre las naciones más pobres y más ricas se ha cuadruplicado desde 1960.

    Por otra parte, se observa que la liberalización comercial, puesta en marcha de manera acelerada con las políticas neoliberales, ha liquidado millones de puestos de trabajo en las naciones más pobres, ha precarizado el empleo, ha deteriorado drásticamente la capacidad del Estado nacional de responder socialmente ante la crisis social.

    El gran reto que se plantea hoy en el planeta es la necesidad de un comercio justo, basado en la cooperación y la solidaridad, que permita el desarrollo de los más pobres y la distribución equitativa del bienestar entre la población.

    El intercambio comercial debe estar fundamentado sobre valores éticos distintos a la voracidad corporativa que domina al capitalismo. Los mecanismos existentes en el mundo globalizado no están en capacidad de llevar a cabo ese viraje. Se exigen cambios profundos.

  • La Revolución Bolchevique.

    El 7 de noviembre de 1917 tuvo lugar el acontecimiento más relevante de todo el siglo XX y uno de los más importantes de la historia humana. Ese día, los obreros, campesinos y soldados rusos tomaron el poder dirigidos por el partido bolchevique del gran Lenin, para construir el primer Estado socialista de la historia.

    Rusia estaba sumergida en una gravísima situación económica, social y política a causa de los estragos de la guerra imperialista, que se había iniciado en 1914.

    La crisis revolucionaria había madurado. Lenin la definió en los siguientes términos: los exploradores ya no están en capacidad de seguir ejerciendo el poder, los explotados ya no están dispuestos a seguir siendo explotados.

    La preparación para la toma del poder tuvo como fundamento la existencia de una dualidad de poderes, en la que convivían el gobierno de la burguesía encabezado por Kerenski y los sóviets, estructuras del poder popular, que al pasar a manos de los bolcheviques, dos meses antes de la revolución, adquirieron un carácter definitivamente revolucionario.

    A partir de ese momento, Lenin inició una tenaz labor para organizar a las fuerzas revolucionarias para la insurrección, con la cual derrocó el poder de la burguesía. Con sus primeros decretos, se les dio paz a los pueblos, tierra a los campesinos, fábricas a los obreros, pan a los pobres y todo el poder a los sóviets. La vigencia de la revolución bolchevique se mantiene intacta.

    Hoy, como ayer, es imprescindible la lucha antiimperialista y la construcción del socialismo para emancipar a los pueblos y salvar a la especie humana.