Jesús Faría

ANÁLISIS DE COYUNTURA

  • Análisis de Coyuntura # 18 ESPECIAL (22-11-2013)

    Guerra Económica y Ley Habilitante

    La especulación constituye un rasgo esencial de la economía venezolana, arraigada profundamente desde hace décadas. El negocio de buena parte de los empresarios locales, especialmente los más poderosos, más que invertir y competir en función de elevar las ganancias, ha sido capturar la renta petrolera aprovechándose del Estado, que en el pasado fue el Estado de las clases exportadoras, y exprimir un mercado cautivo, imponiendo precios exorbitantes, especulativos, para obtener las tasas de ganancias más altas del planeta.

    Ahí se encuentra buena parte de la explicación de nuestro atraso productivo y tecnológico, la dependencia externa, el rentismo, la alta inflación… En ese sentido, se ubica la especulación cambiaria como una expresión de esos males. El dólar en el llamado mercado “negro”, ubicado en niveles estratosféricos, divorciados totalmente de la realidad, es propulsado a esos niveles precisamente por una recurrente práctica especulativa.

    Los empresarios obtienen jugosísimas ganancias, aprovechando sus posiciones de poder y valiéndose de prácticas ilegales (corruptelas, desvió de divisas asignadas para otros propósitos…), imponiéndole condiciones de penuria a la población. Esas prácticas golpean a la población, a lo que le gobierno responde con una importantísima inversión social y políticas salariales.

    La especulación, expresión clara de la lógica capitalista, no entra en la reflexión ética del capitalismo. Los costos sociales no juegan ningún papel en sus cálculos, todo queda subordinado a la maximización de la ganancia.

    Guerra económica

    A partir del fracaso del intento insurreccional fascistoide en abril de este año en contra del gobierno revolucionario, la contrarrevolución modificó su estrategia. Desde ese momento apeló a la guerra económica, estrategia de desgaste, línea de acción golpista en cámara lenta.

    Los precios de los precios aumentan vertiginosamente, los artículos de primera necesidad desaparecen de los anaqueles, golpeando al pueblo en los puntos de mayor sensibilidad política: el estómago y el bolsillo. El ataque en contra de la moneda venezolana es inescrupuloso. Se inventa un precio estrambótico del dólar en el mercado “negro”, que sirve de marcador a toda la economía, desestabilizándola pro completo, con dolorosas consecuencias económicas y sociales.

    La guerra económica desatada por la contrarrevolución tiene como propósito preparar una insurrección contra el gobierno revolucionario. Esta apunta al acaparamiento y encarecimiento de los artículos de primera necesidad, la especulación cambiaria y el sabotaje contra sectores estratégicos para el desarrollo económico.

    A la luz de una correlación de fuerzas que no le favorecía en lo inmediato, la contrarrevolución apuesta ahora al desgaste en el mediano plazo. Dentro de la estrategia desestabilizadora de la derecha, dirigida y alentada desde el gobierno de los Estados Unidos, la guerra económica asume un papel muy especial.

    No es un ejercicio nuevo para la oligarquía y sus instrumentos políticos ni es la primera experiencia para la Revolución Bolivariana. El golpe del 2002 estuvo antecedido por el sabotaje económico. Los grupos económicos desplegaron todo su poder su poder económico-financiero con fines de desestabilización política. También lo aplicaron contra el presidente mártir, Salvador Allende, hicieron crujir a la economía chileno, como lo pidió Nixon, con consecuencias sangrientas para el pueblo chileno.

    La relación es muy clara: Escasez y carestía generan malestar social que, a su vez, se traduce en graves costos políticos para el Gobierno Bolivariano. En otras palabras, una crisis económica conduce una creciente conflictividad y, esto, a su vez, al caos y la ingobernabilidad. De ahí a la insurrección hay solo un paso.

    En ese sentido, la burocracia, la corrupción, la ineficiencia, actúan como especie de “quinta columna” de la guerra económica. Se convierten en caldo de cultivo para los ataques del imperialismo y sus aliados nacionales. Son estas distorsiones terribles en la sociedad venezolana, verdaderos lastres que venimos arrastrando desde décadas, que actúan como poderosos aliados de la burguesía en la guerra económica. Nos hacen vulnerables a la desestabilización.

    La Habilitante

    El país se ha puesto en plena sintonía con el planteamiento hecho por el presidente Maduro en torno a la solicitud de una Ley Habilitante a la AN.

    Esta ley debe permitir al presidente legislar en torno a dos problemas fundamentales de la  sociedad venezolana, que hacen estragos en la actualidad y que tienen profundas raíces estructurales: La guerra económica y la corrupción.

    El pueblo venezolano ha asumido una conducta de apoyo absoluto al propósito expresado por el presidente Maduro. El pueblo entiende que se trata de vicios de profundas raíces históricas que debemos doblegar para profundizar en la línea revolucionaria de elevar el bienestar del pueblo.

    Entre tanto, la oposición no ha dejado de atacar la iniciativa gubernamental. Esto no nos puede sorprender. Partidos que se hundieron en el inmundo pantano de la corrupción en el ocaso del puntofijismo, como es el caso de AD y Copei, y otros más nuevos, cuya génesis son prácticas de corruptela, que han venido afinando e incrementado, nunca votarían a favor de acciones que los pone al descubierto y atenta en contra de sus existencia.

    Otro tanto podríamos decir de la especulación. Los grupos económicos tienen sus operadores políticos, los partidos de la oposición. Estos dependen de aquellos desde el punto de vista ideológico, político y financiero. Son sus instrumentos políticos. Sería anti natura un apoyo de la oposición a la Habilitante., Más aún, nacería herida de muerte, si la apoyaran estos partido, encarnación del robo de los dineros públicos y defensores a ultranza de la usura. Sus demandas de proteger a corruptos a toda prueba y defender a los especuladores hablan por sí solos.

    La Habilitante tiene varias dimensiones en su proyección política, de las cuales quisiéramos desatacar dos de ellas. La primera es la capacidad que tendrá el gobierno de aplicar normas legales para atacar de manera expedita problemas fundamentales de la sociedad venezolana.

    En segundo término, y de mayor importancia aún, la Habilitante es punta de lanza de una amplia ofensiva revolucionaria, que convoca a las masas populares a una gran lucha con su gobierno y su vanguardia política, el PSUV,  y, más allá de ella, a toda la alianza chavista, a emprender una cruzada en contra de fuerzas golpista de la derecha fascista y en contra de los males endémicos, que afectan gravemente a la sociedad venezolana. La Habilitante por sí misma no soluciona los problemas, pero activa a una fuerza social, política e institucional con una inmensa capacidad de avanzar, profundizando la revolución.

    Habilitante y guerra económica

    Ante la guerra económica, revolución tiene que actuar. Por una parte, no puede permitir el incremento abusivo de los precios, el acaparamiento, la especulación con la moneda, el contrabando de extracción… Debe fiscalizar, controlar, sancionar (lo que haya que sancionar), establecer mecanismo eficientes de supervisión. En lo inmediato es lo que se impone, medias administrativas que combatan los efectos de estos males. Esto requiere de la mayor movilización popular y de una elevada eficiencia institucional, aspectos en los que debemos trabajar de manera intensa.

    Sin embargo, el trabajo debe apuntar a las raíces estructurales de la economía. Una economía parasitaria, especulativa, rentista dependiente del imperialismo, de las importaciones no solo es incapaz de desarrollarse, sino que se convierte en presa fácil de los ataques contrarrevolucionarios.

    La tarea consiste en elevar la productividad y la eficiencia, estimular la creación de miles empresas, garantizar los canales de comercialización de los bienes de primera necesidad, impulsar el protagonismo del pueblo trabajador en unidades de producción socialista y también en la contraloría y supervisión de la actividad económica, establecer mesas de trabajo con sectores empresariales dispuestos a trabajar de manera honesta con el gobierno… La estrategia económica debe apuntar a un nuevo modelo de desarrollo basado en la actividad productiva de alto dinamismo y de un signo social humanista.

    Esto significa, por una parte, desplegar una ofensiva histórica que apunte a la industrialización del país. Sobre el Estado revolucionario y la clase obrera recaen enormes exigencias en materia de planificación del desarrollo, así como también en la necesidad de profundizar las grandes transformaciones políticas y culturales.

    Habilitante y lucha contra la corrupción

    La corrupción azota a la sociedad venezolana desde hace décadas, llegando a su clímax en los años 90, cuando se generó el rechazo colectivo y la perdida absoluta de legitimidad del régimen puntofijista.

    La corrupción envilece el funcionamiento de la sociedad. Permite beneficios y privilegios al margen de la ley para los más poderosos, que imponen el peso del dinero en función de enriquecimiento y poder, ensanchando desigualdades sociales propias del capitalismo.

    Asimismo, la ética capitalista, que justifica y estimula el enriquecimiento privado sin límite, es un caldo de cultivo para estas prácticas, donde funcionarios públicos son presa de las ofertas corruptoras de los poderosos o imponen a la sociedad estas prácticas en el afán de enriquecerse. El Estado, en su condición de aparato político dirigido por las élites se presta perfectamente para ello.

    Sin duda, la fuente originaria de la corrupción es el capitalismo.

    La revolución bolivariana nace como compromiso del comandante Chávez de abatir la corrupción. Allí se inscriben los esfuerzos por construir un nuevo Estado nacido de las raíces populares, con métodos eficientes de contraloría.

    Igualmente, hay que subrayar los esfuerzos gigantescos en el ámbito cultural. La feroz lucha por impulsar la ética socialista se alinea en contra de los antivalores capitalistas.

    En ese contexto, las nuevas relaciones de producción socialista serán un golpe fulminante para las corruptelas.

    La declaración de guerra a la corrupción hecha por el Presidente Maduro es la continuidad de lo iniciado por Comandante Chávez. Esta política cuenta con el apoyo absoluto del pueblo, especialmente en los actuales momentos, momento de Habilitante, de movilización popular y de ofensiva revolucionaria.

  • Análisis de Coyuntura # 17 (Especial 12/11/2013)

    96 ANIVERSARIO DE LA GRAN REVOLUCIÓN SOCIALISTA DE OCTUBRE

    1)      Significado de la revolución bolchevique

    La Revolución bolchevique fue el primer intento exitoso de construir un Estado obrero- campesino en la historia de la humanidad. Después del esfuerzo de “tomar el cielo por asalto” durante la Comuna de París en 1871, el proletariado ruso dirigidos por el genio de Lenin y su Partido Bolchevique, conquisto el poder el 7 de noviembre de 1917 en un proeza sin igual en la historia de la humanidad.

    Por primera vez se abordaba desde el poder un proyecto histórico con la finalidad de liberar a la sociedad de la explotación del hombre por el hombre, se iniciaba una larga y tortuosa lucha por la construcción de una sociedad basada en la igualdad, la justicia social, el poder proletario, la soberanía nacional y el internacionalismo proletario, es decir, de una sociedad socialista.

    Mucho se ha escrito en relación a esta gran transformación civilizatoria. Las fuerzas revolucionarias han estudiado en detalle este fabuloso evento histórico, del cual han extraído valiosísimas experiencias de extraordinaria utilidad para revoluciones tan importantes como la china, la vietnamita y la cubana, por solo ciar tres ejemplos. Por su parte, la burguesía y sus ideólogos no han ahorrado epítetos para tratar de descalificar el significado y alcance histórico de la Revolución rusa, infames mentiras se han tejido para torcer la esencia e, incluso, para tergiversar los hechos de aquella epopeya encabezada por los comunistas rusos bajo el mando del gran Lenin. No era para menos, se demostró con el Octubre Rojo que es posible un mundo alternativo al capitalismo decadente y depredador. El ejemplo de Lenin y el proletariado ruso constituye un desafío a la hegemonía global del capital.

    Sin temor a equivocarnos, se trata del acontecimiento más importante en la historia de la humanidad,   porque   trazó una línea histórica que evidenciaba    la viabilidad   de la supresión del régimen capitalista con todas sus perversiones y decadencia. La antorcha luminosa sostenida con fuerza por los bolcheviques rusos iluminó las esperanzas y luchas de los pueblos del mundo.

    (Nota: La revolución bolchevique tuvo lugar el 25 de Octubre, según el calendario juliano vigente en la Rusia zarista, que establecía una diferencia de 13 días con respecto al calendario gregoriano, adoptado después del triunfo de la revolución y que ubica la toma del poder por los bolcheviques el 7 de noviembre).  

    2)      La gran Revolución Socialista de Octubre

    3 años de los terribles sufrimientos con motivo de la guerra imperialista, en la que participaba Rusia zarista, al lado de Gran Bretaña y Francia en contra de Alemania, el Imperio Austro- Húngaro e Italia, fue aumentando la ola de descontento contra el Zar Nicolás II. En febrero de 1917 se produce una horrible hambruna, acompañada de protestas y alzamientos en San Petersburgo. Los obreros de la fábrica más grande del país, Putilov, entran en huelga en contra de la miseria  y muertes provocadas por la guerra. La huelga es reprimida violentamente y esto prende manifestaciones masivas, que se extienden a lo largo del país y se traduce en una huelga general con la demanda de “pan y paz”, provocando incluso la sublevación de guarniciones enteras. De allí surgen nuevamente los soviets de soldados, obreros y campesinos como instancias de organización y lucha del pueblo ruso, que habían sido disueltos después de la revolución de 1905.

    Como consecuencia de esa situación de creciente protestas, movilizaciones populares, descontento con el Zar, se crea aún en febrero un Gobierno Provisional, con el príncipe Lvov a la cabeza y Kerensky, como ministro de Guerra y Justicia. Este estaba conformado  por partidos de la burguesía. La situación política no mejora y el Zar se ve obligado a marcharse.

    Estos acontecimientos encontraron a Lenin exiliado en Suiza, quien enseguida ubicó los acontecimientos de febrero como una revolución democrático-burguesa y planteó la necesidad imperiosa de preparar las condiciones para llevar a cabo la revolución socialista.

    La presencia de Lenin al frente del partido bolchevique era indispensable y parte hacia San Petersburgo, arribando a comienzos de abril y exclamando inmediatamente: “¡Viva la Revolución Socialista!”, lo cual generó una estruendosa ovación por parte de la multitud.

    Pocos días después, Lenin elabora sus célebres Tesis de Abril, en las que plantea en líneas generales las tareas del proletariado en las nuevas condiciones de lucha. Entre los puntos destacan un oposición frontal al gobierno burgués, incapaz de lavar a cabo un programa en función de los intereses del pueblo ruso; rechazo enérgico al  aguerra imperialista; pasar de la primera etapa de la revolución, con la burguesía al frente, a la segunda fase, la revolución socialista sobre la base de la organización y consciencia de la clase obrera rusa; la necesidad de pasar de la minoría a la mayoría en el seno de los soviets; así como propuestas para la organización del partido. Se trataba del programa de lucha de los bolcheviques en la transición de la revolución burguesa a la revolución socialista, diseñado con extraordinaria lucidez.

    Ya entrado el mes de mayo se produce una crisis del gobierno provisional, que permite la entrada de los “socialistas” al gobierno. Semanas más tarde, uno de sus ministros, justificando su complicidad con el gobierno burgués, manifestaba en el Primer Congreso de los Soviets de toda Rusia Soviets, donde  los bolcheviques tienen un poco más de 100 delegados de un total de 800, que no había partido capaz de mantener el poder por si solo. Ante testo Lenin exclamo “ese partido existe, es el bolchevique”, lo cual despertó carcajadas entre los miembros de los partidos de gobierno.

    Era evidente que la figura de Lenin brillaba con luz propia y su genio se convertía en elun peligro para el gobierno. Se ordenó su arresto y Lenin tuvo que refugiarse en Finlandia.

    En Julio se produjeron nuevas protestas contra un gobierno en crisis. Aunque eran protestas espontaneas, la represión se dirigía en contra del partido bolchevique, quienes tuvieron que pasar a la clandestinidad, su prensa fue clausurada… Esta situación ocasionó un reflujo temporal de las fuerzas revolucionarias, las cuales sin embargo continuaban con su trabajo de conquista de la dirección de los obreros y soldados.

    Posteriormente, en agosto se produce un intento de golpe contrarrevolucionario por parte del General Kornilov, aprovechando la situación de miseria, las derrotas en el frente  y el caos generalizado, que se apoderaba de las principales ciudades. Estaban decididos a tomar San Petersburgo, pero la defensa organizada fundamentalmente por los bolcheviques, los derrotó.

    Los bolcheviques aumentaban su influencia en las masa de manera acelerada, su prestigio era enorme, los cuadros del partido de Lenin eran los más capaces, audaces y ejercían el mayor liderazgo en los trabajadores soldados. Su mensaje calaba profundamente en el pueblo. Esto le permitió controlar la mayoría de los soviets de San Petersburgo y Moscú, además tenían bajo su influencia la mayoría de los soldados de las principales funciones.

    Mientras esto ocurría, en el seno del partido bolchevique se producía una intensa lucha por definir la línea de acción política. Lenin presionaba para preparar lo antes posible la toma del poder político por la vía armada por parte del proletariado y los soldados, en alianza con los campesinos pobres. Lenin identificaba la típica situación revolucionaria, donde los explotadores no pueden seguir ejerciendo el poder y los explotados no están dispuestos a tolerar esa explotación. Otra posición era la de Kamenev, quien se oponía a esa acción e, incluso, delató en su momento el plan bolchevique. Una tercera posición era la de Trotski, quien veía muy lejana la posibilidad de la toma del poder y asumía una posición ambigua.

    En el Estado Mayor de la revolución rusa no existía una mayoría en relación al plan a seguir y Lenin tuvo que apelar a su tenacidad y lo mejor de su capacidad política y repertorio de polemista para ganarse a la mayoría del Comité Central para la ofensiva final por la toma del poder: “Tomar el poder es una obligación de los bolcheviques”. “La demora es un crimen para la revolución socialista”. “La política revolucionaria en estos momentos es la insurrección”… Sin embrago, el CC no reaccionaba y su ausencia por motivos de seguridad agravaba la situación.

    Finalmente, Lenin, quien se encontraba en Finlandia, cruza clandestinamente la frontera para retornar a Rusia, desobedeciendo la orden del Comité Central. Una vez en San Petersburgo recurre al apoyo de los cuadros medios del partido que comprendían mucho mejor la situación, interpretaban perfectamente el sentimiento popular. Llegado el 24 de octubre, Lenin se presenta en el Smolny, Cuartel General de los bolcheviques. Aquí toma en sus manos la insurrección. No se reúne con el Comité Central, sino que contacta con Stalin y le gira instrucciones para activar el plan de ataque, que el Comité Militar Revolucionario, dirigido por Trotski, no se atrevía a accionar. En la madrugada del 25 de octubre destacamentos de soldados y obreros se apoderaban de los puntos estratégicos (telégrafos, bancos, puentes, ferrocarriles…), acción planificada detalladamente por Lenin

    A las pocas horas, se presenta Lenin ante el Soviet de San Petersburgo, donde es recibido por una estruendosa ovación y ahí anuncia que la revolución, de la que han hablado los bolcheviques, se ha llevado a cabo exitosamente.

    En horas de la noche se reúne el II Congreso de los Soviets de toda Rusia. Los bolcheviques tienen mayoría, se anuncia la toma del palacio de Inverno, sede del gobierno de Kerenski, Lenin es proclamado Presidente del de los soviets, se leen los primeros decretos: paz para el pueblo, pan para la población, tierra apara los campesinos, control de las empresas para los obreros, todo el poder para los sóviets. Se inicia una nueva era en la historia de la humanidad, ha triunfado la revolución socialista, comienza un proceso de complejísimos desafíos y de avances gigantescos para el pueblo.

    3)      Conquistas y desintegración del socialismo en la Unión Soviética.

    A partir de la construcción del socialismo en la Unión Soviética se desplegó un desarrollo productivo, social y cultural sin parangón en la historia de los pueblos soviéticos. Se superaron condiciones semifeudales, para transformarse en solo 20 años en la segunda potencia industrial del planeta, toda una hazaña.

    En ámbito social se derrotó el analfabetismo, el hambre, la pobreza y el desempleo. Se desarrolló un poderoso sistema educativo y de seguridad social socialista, en general. Se produjo un verdadero salto histórico en el área científica y cultural.

    Un puesto especial en la historia del socialismo soviético merece el colosal aporte a la gloriosa victoria del Ejército Rojo sobre el fascismo en la II Guerra Mundial, epopeya escrita con letras de oro, durante la cual más de 25 millones de soviéticos ofrendaron su vida por la libertad de la humanidad, asechada por la bestia hitleriana. Las terribles destrucciones ocasionadas fueron superadas con un esfuerzo colosal, en lo fundamental, en un quinquenio. Siendo fiel a la historia, buena parte de estos logros se alcanzaron bajo la dirección de Stalin.

    Con la fortaleza y extraordinario prestigio de la Unión Soviética, se fue desmoronando el sistema colonial mundial. Las nuevas naciones recibieron un gran empuje de la URSS a partir de la cooperación en el ámbito científico, cultural, productivo y militar.

    Sin embrago, después de 7 décadas se produjo la desintegración de ese experimento socialista. No fue la revolución socialista, en sí misma, ni sus propósitos transformadores, como alegan los ideólogos de la burguesía, lo que condujo a ese trágico desenlace, sino las  dolorosas desviaciones de sus valores y raíces originarios.

    La revolución bolchevique con la brillante conducción de Lenin y bases proletarias tan sólidas, después de décadas de existencia relajó el trabajo ideológico. Se activó un proceso de desintegración de la clase obrera como sujeto social de la revolución socialista.

    A falta de estímulos para elevar la producción y productividad, se fueron deteriorando las bases materiales para el desarrollo. Ahí incidió de manera notable el enorme esfuerzo demandado por la carrera armamentista desatada por el imperialismo estadunidense.

    A todo esto se agrega la grave tendencia a limitar libertades políticas y civiles, bajo la intensa presión de la Guerra Fría y la presencia de un aparataje estatal crecientemente burocratizado.

    Estas distorsiones pudieron ser corregidas, sin embargo, en la URSS emergió una generación de dirigentes, encabezada por Gorbatschow, que se convirtieron en instrumentos de las fuerzas restauradoras del capitalismo.

    Una de las principales enseñanzas radica de la experiencia soviética radica en la consideración nuestras condiciones concretas e históricas para llevar a cabo la revolución. Siguiendo a Mariátegui: “ni calco ni copia, construcción heroica”.

    Con la revolución bolchevique se divide la historia en un antes y un después. Los pueblos del mundo entendieron que era posible enterrar el yugo explotador capitalista, la dominación imperialista a través de la unidad, organización, la lucha, y el desarrollo de una consciencia revolucionaria.

    4)      La Gran Revolución Socialista de Octubre y la Revolución Bolivariana.

    La revolución bolchevique tuvo un impacto planetario, fue un gran estímulo para los explotados y oprimidos del mundo, para las fuerzas revolucionarias que luchaban por la liberación nacional.

    A raíz del triunfo de los bolcheviques y la ruptura previa de los comunistas encabezados por Lenin con las fuerzas socialdemócratas que apoyaron a sus gobiernos en la guerra imperialista de 1914-1918, se crea la legendaria Internacional Comunista,  mecanismo de coordinación y organización a los partidos comunistas y movimientos de liberación nacional del mundo.

    En ese contexto, se organizan a partir del año 1931 las primeras células del Partido Comunista de Venezuela. Con un programa de acción fundamentado en la doctrina marxista-leninistas, audaces y valerosos hombres y mujeres, se lanzaron a una durísima y desigual batalla por la conquista del sueño comunista, bajo el sangriento terror gomecista y estimulados por las históricas conquistas del proletariado soviético.

    De tal manera que el inició de la historia política contemporánea del país se desarrolló bajo el influjo de los avances de la revolución rusa.

    Por su parte, existe un estrechísimo vínculo entre la primera revolución socialista del s. XX y la primera del s. XXI. La Revolución Bolivariana del comandante Chávez tiene una de sus raíces en el marxismo, que es el fundamento doctrinario de la revolución bolchevique. A pesar de las notables diferencias de métodos y modelos aplicados, tanto en 1917 como en la presente, los pueblos se levantan en contra del sistema explotador capitalista, en contra de la dominación imperialista, por la construcción de una sociedad socialista.

    Son de excepcional importancia las experiencias de la revolución rusa en relación a la necesidad de un gran partido revolucionario de masas, un partido leninista, en la vanguardia de las transformaciones históricas, capaz de organizar al pueblo y desarrollar su consciencia revolucionaria. El PSUV creado por el Comandante Chávez debe asumir ese rol. También destaca la necesidad de impulsar el desarrollo de las fuerzas productivas bajo principios socialistas, como base material para la construcción de una sociedad guiada en la justicia y la igualdad. El tema del poder y el Estado es un asunto medular en toda revolución. En la revolución rusa, el gran Lenin y los bolcheviques lo resolvieron de manera magistral, constituyendo a los en estructuras de la democracia viva, de creciente protagonismo. En nuestro país avanzamos bajo el legado del Comandante Chávez en la construcción del Estado comunal, esencia del poder popular. En materia internacional. Los bolcheviques comprendieron que era imposible desarrollar el socialismo de manera aislada. Esperaban estallidos revolucionarios en uno (especialmente en Alemania) o varios países desarrollados de Europa. En ausencia de ello, y por necesidad que le imponen las luchas antimperialistas, se creó la Internacional Comunista. Y, por último, la necesidad de defensa ante la contrarrevolución, que siempre busca vías para restaurar el régimen derrocado.

    Estas enseñanzas, entre muchas otras, las asimilamos y desarrollamos bajo nuestras condiciones muy particulares en el marco del Programa de la Patria y de nuestra línea política, que plantea en estos momentos derrotar a la derecha fascista y la injerencia imperialista sobre la base de la organización de pueblo y el despliegue de una ofensiva revolucionaria.