Articulos
La crisis económica tiene parte de sus raíces en la obsesión de la contrarrevolución de deteriorar el desempeño de la economía para generar un estallido social y la ingobernabilidad política. La guerra económica puesta en marcha con sus acciones criminales: contrabando de extracción, ataque contra la moneda nacional, especulación, acaparamiento… ha dejado una honda huella.
La altísima inflación, el duradero y elevado desabastecimiento, la recesión económica están estrechísimamente relacionadas con el ataque despiadado desatado contra el pueblo y la Revolución Bolivariana.
Adicionalmente, la caída estrepitosa de los precios petroleros, que dado el modelo rentista imperante en el país y heredado del siglo 20, cuando la derecha gobernó al país, ha profundizado la crisis.
Ante la gira del presidente Maduro para buscar el fortalecimiento de los precios petroleros y mayores ingresos para el desarrollo del país, la oposición ha reaccionado con el más irresponsable rechazo a esa acción. Les duele mucho que el Mandatario venezolano no vaya a arrodillarse ante la Casa Blanca y el FMI.
En este contexto, la oposición no aporta ni una sola idea sensata en el debate de un problema nacional, pero sí hacen inmensos esfuerzos, todos ellos estériles, para provocar una insurrección popular. Viven el profundo drama de desconocer absolutamente el ánimo y expectativas del pueblo venezolano.
Sin embargo, no podemos afirmar que adolecen de planes para el país. Aunque no expresan sus ideas en concreto, las fuerzas opositoras se unen en torno a una plataforma neoliberal, hoy como ayer, cuando las aplicaron con terroríficas consecuencias para el pueblo