Jesús Faría

ANÁLISIS DE COYUNTURA

22.May.2014 / 11:32 am / Haga un comentario

A 192 años de la Batalla de Carabobo, continua la lucha por la soberanía plena

A 192 años de la epopeya independentista que representó la histórica victoria en Carabobo, se mantiene más vigente que nunca el objetivo de conquistar la plena soberanía nacional. Se derrotó al poder colonial español, lo cual permitió la fundación de la República independiente. La gran obra de nuestro Libertador Simón Bolívar abrió las perspectivas para el bienestar y desarrollo del pueblo.

Sin embargo, las clases poderosas de entonces, los terratenientes y la naciente burguesía sometieron al pueblo venezolano y se deslizaron hacia una nueva dependencia política, financiera, tecnológica, cultural y económica del imperialismo estadounidense.

La traición de los mantuanos consistió en haber enterrado el programa social de tierra para los pobres y la libertad para los esclavos, así como la entrega de la soberanía. Esta clase social desangró y destruyó al país en interminables guerra de caudillos por botines y poder. Atrás quedaron los tiempos, en los cuales el Libertador logró unir al pueblo y convertirlo en un ejército al servicio de la libertad. La unidad cívico-militar, la guerra popular, la unidad del pueblo, fueron destruidos por los planes de explotación de los poderosos.

También se traicionó el plan de la unidad bolivariana de las naciones latinoamericanas en la búsqueda de un equilibrio, que en un mundo de potencias coloniales les permitieran vivir en libertad y desarrollarse.

El principal patrimonio conquistado por el Libertador, la independencia, fue hipotecado vergonzosamente.

Con el Comandante Chávez se rescató el sueño, la libertad comenzó a hacerse realidad. Se restableció la unidad cívico-militar, uno de los principales fundamentos de nuestra revolución. Ahora, el pueblo se encuentra en posición de defensa, armado, listo para repeler cualquier agresión imperialista.

El Comandante Chávez dijo que “en estos dos siglos transcurridos, después de aquel Ejército Libertador que comandó nuestro comandante infinito y barrió al imperio español, nunca habíamos tenido otro Ejército como este, que hoy alumbra los horizontes y los caminos de nuestra tierra. ¡¡Es el Ejército de Bolívar, otra vez!!”

Asimismo, disponemos de un programa profundamente antiimperialista. La política de soberanía petrolera despojó al imperialismo de una de sus principales fuentes de saqueo en el continente. Rompiendo con el FMI avanzamos en la independencia en materia de políticas económicas y sociales. Nuestra voz en el concierto internacional se nutre de la figura de nuestro Libertador, defendiendo nuestros intereses y los de las naciones hermanas.

La integración bolivariana, impulsada por el Comandante Chávez, modificó radicalmente la geopolítica hemisférica a favor de nuestros pueblos.

Estos cambios no se los perdona el imperialismo estadounidense a nuestra Revolución. Las principales reservas petroleras del planeta son apetecidas por el principal centro de consumo energético planetario. El impulso integracionista que genera nuestra revolución es visto como una rebelión al yugo imperial. El ejemplo redentor  de nuestra revolución debe ser apagado, constituye la mecha de la rebelión antimperialista a nivel continental.

Sin duda alguna, todo esto está fuertemente inspirado en el programa revolucionario de la Batalla de Carabobo. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que el chavismo es sinónimo de patriotismo. “¡Los que quieren patria vengan con Chávez para seguir construyendo la patria libre e independiente de Bolívar¡”

Los EEUU, un Estado policial.

Recientemente estalló uno de los mayores escándalos de la política estadounidense. El ex agente de la CIA, Snowden, reveló que el gobierno de los EE.UU. y sus agencias de inteligencia mantienen un masivo y sofisticado mecanismo de espionaje, que es capaz de acceder a información privada de millones de personas, instituciones públicas, empresas ptivadas, dentro y fuera de los EE.UU.

Uno de los diarios que dio a conocer la información manejada por Snowden afirmó, que el motivo fundamental de las filtraciones consistía en dar a conocer el Estado policial existente en los EEUU. Snowden expresó que no es posible “permitir al gobierno de EEUU destruir la privacidad, la libertad en internet y las libertades básicas de la gente de todo el mundo con esta gigantesca máquina de vigilancia que están construyendo en secreto… No quiero vivir en una sociedad que hace este tipo de cosas… No quiero vivir en un mundo donde se registra todo lo que hago y digo. Es algo que no estoy dispuesto a apoyar o admitir”.

Esto pone en evidencia lo que se ha denunciado desde hace mucho tiempo, que el gobierno de los EEUU utiliza la tecnología y todo su poder de la manera más perversa, limitando la privacidad de la población, eliminando las libertades. En esencia, se trata de un Estado terroristas.

Con el mayor cinismo se erige en especie de juez mundial que dicta sentencia sobre todas las naciones del planeta, condenando a los que le son incomodos, los que se rebelan, los que no acatan su dictado. ¿Con qué autoridad puede hablar de libertad y de democracia?

Otro punto inaceptable es la demanda de extradición. A un ciudadano estadounidense con dignidad, que ha hecho una denuncia sobre la putrefacción del Estado y la política estadounidense, ahora lo criminalizan, quieren encarcelarlo. Esa es la  mayor farsa de esa “democracia”. Exigen su extradición, pero protegen en su territorio o desde su territorio a los mayores terroristas del planeta, los estimulan en actos terroristas contra otros pueblos.

Ahora Washington pretende presionar al gobierno soberano de Ecuador para que no acepte la solicitud de asilo hecho por Snowden, a lo que lo hermanos ecuatorianos le han respondido con dignidad e independencia, recordándoles que ya quedó atrás le tiempo en que éramos tratados como su patio trasero.

Es evidente que la Guerra Fría era solo un pretexto y que las políticas de espionaje masivo se corresponden con la naturaleza de un Estado imperial. Esto ha dañado tremendamente la imagen de los EE.UU., con el agravante que su arrogancia ya no hace mella en las políticas de la mayoría de las naciones de nuestra región.

Los EE.UU., siempre inculparon a otros países de esas prácticas y vendieron, con la complicidad de los medios de comunicación, una imagen de transparencia, legalidad y libertad. Esta olla podrida se destapa por la manera descarada y prepotente como actuaban los servicios de inteligencia estadounidense.

Los EE.UU le deben una explicación mucho más convincente al mundo, que las balbuceadas por Obama, quien como todos los que le antecedieron en el cargo, ha violentado de manera masiva y abusiva los más elementales derechos civiles a millones de personas, dentro y fuera de su país.

 

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