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La semana pasada decíamos, que entramos al 2014 en condiciones de creciente estabilidad política, ofensiva económica y profundización de la estrategia integracionista, condiciones favorables para seguir consolidando la revolución. Ahora bien, las metas para este año dependerán del eficaz cumplimiento de importantes tareas, de las cuales mencionaremos solo las que nos permite este espacio.
Estabilizar la economía y avanzar en su desarrollo es determinante para la consolidación de la revolución. No será tarea de un año el desarrollo económico en el marco de la industrialización del país, pero se tiene que producir un despegue en este complejo desafío.
La lucha por elevar la eficiencia de la gestión pública, esto es, hacer retroceder al burocratismo, arrinconar las corruptelas, enterrar la indolencia…, será esencial para seguir elevando el prestigio de nuestra revolución en el seno del pueblo y optimizar la inversión de los recursos existentes, especialmente en el área social.
El fortalecimiento del PSUV, como principal estructura política de la revolución, es una tarea estratégica. El congreso del partido constituye un elemento clave para el 2014. De ello dependerá la sustentabilidad de nuestro proyecto revolucionario en el largo plazo. El momento histórico exige un debate amplio y democrático, la construcción de estructuras orgánicas sólidas, el mayor esfuerzo en el campo de la formación, la ampliación de los espacios de dirección colectiva, el máximo arraigo del partido en las masas populares…
Como se podrá observar, cada una de estas tareas se enmarcan en el legado del comandante Chávez, patrimonio sagrado para los revolucionarios.