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La reciente declaración del presidente Obama atacando a Venezuela, se inscribe dentro de la estrategia imperialista desplegada por los EE.UU desde su misma fundación. Su expansionismo e intervencionismo se han traducido en golpes de Estado, bloqueos, saqueo, invasiones, desestabilización…
No hay país latinoamericano que haya escapado de estas agresiones. Basta con que un gobierno asuma un rumbo de dignidad y soberanía, que se rebele al dictado imperial, para que sea objeto de la agresión.
Este último ataque imperialista confirma que la política de guerra política, económica y social que lleva a cabo la oposición en Venezuela, está siendo orquesta desde la Casa Blanca. Capriles es un títere de Obama. La derecha “venezolana” son peones del imperialismo en sus pretensiones hegemónicas.
Los EE.UU quieren en Venezuela un gobierno servil a sus intereses, que le permita ejercer el control sobre nuestras fuentes energéticas y apague las esperanzas de cambio en la región. Eso lo garantizaría un gobierno de Capriles.
Quieren volver al escenario del golpe de Estado en el 2002, pero las condiciones han cambiado radicalmente. Las FANB están unidas en torno a la Constitución, el pueblo ha madurado y se despliega, PDVSA responde a los intereses de la patria, contamos con el PSUV, por mucho el mayor partido político del país, hay una constelación hemisférica ampliamente favorable, además de alianzas estratégicas con potencias como China y Rusia.
Sin embargo, no subestimamos el poder del imperialismo y sus lacayos. Precisamente por ello elevamos al máximo la vigilancia revolucionaria y la defensa de la patria.
¡No pasarán!