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La desaparición física del comandante Chávez constituye una tragedia para la Revolución Bolivariana y para el movimiento revolucionario mundial. Su inmensa obra queda como referencia de sus luchas y el auge de los cambios antiimperialistas como evidencia de la influencia de sus ideas.
Estas ya se han transformado en fuerza material, como decía Marx, al conquistar la consciencia de las masas populares. No queda la menor duda, sus ideas y legado seguirán inspirando a nuestros pueblos a través de los siglos, quienes suprimirán el anacrónico régimen capitalista, sustituyéndolo por la sociedad socialista.
Las enormes manifestaciones de solidaridad y dolor que trascienden ampliamente nuestras fronteras, nos permiten asegurar que el comandante Chávez es una raíz muy profunda, que se fortalece al calor de las luchas por la libertad y la justicia social.
Este gigante de las luchas antiimperialistas nos dejó un testamento político el pasado 8 de diciembre: apoyar a Nicolás Maduro, garantizar la unidad de la patria y de las filas revolucionarias, preservar nuestra principalconquista, la independencia de la patria, como condición fundamental para avanzar al socialismo.
Estremecidos, hemos podido observar que, a pesar del dolor, el espíritu de lucha de nuestro pueblo está intacto, a la altura para llevar a cabo la tarea legada por nuestro líder. Y se necesitará la mayor fortaleza popular para derrotar al imperialismo, envalentonado ante la dramática pérdida.
Sigamos la estela luminosa del más audaz, gallardo y tenaz de los revolucionarios venezolanos desde Simón Bolívar, para seguir construyendo su proyecto socialista bolivariano.
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